Cuando pensé en la posibilidad de hacer un spot promocional de Miradas de una ciudad no se me ocurrió otra persona que no fuera David Triviño. Desde hace casi diez años, David dirige el estudio Modular que fundó en Barcelona y que ahora trabaja desde Málaga para suerte de todos nosotros.
Al igual que no dudé en llamarlo para realizar el vídeo, tampoco lo hice para seleccionarlo como uno de los protagonistas de los retratos de mi próxima exposición. David, nacido en Marbella, ya cuenta en su haber con más de una treintena de premios por sus vídeos musicales, anuncios publicitarios y piezas de videocreación. Ahora mismo podéis disfrutar de una de ellas en la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo / Málaga: Gerundio.
He tenido el placer de trabajar con él en varias ocasiones: el cortometraje El reloj de Joaquín Luna, los videoclips Doppengänger de Elphomega y Estocolmo de El Puchero del Hortelano, entre otros. Es una de las personas con más talento que conozco.
Mi idea para el vídeo era muy sencilla: un vídeo de apenas unos segundos que reflejara el proceso de realización de los retratos de la exposición, que transmitiera la intensidad del momento de fotografiar a los protagonistas. No dudó en decirme que sí y hace algunas semanas se acercó a mi estudio acompañado por Carlos López, otro de los miembros de su equipo, para rodar el vídeo.
Enseguida entendió el concepto y dio en el clavo: un travelling in. Sólo eso. Un travelling in que se dirige hacia esa silla en la que 73 personas se han sentado para mirar fijamente a mi objetivo. Fue curioso porque de pronto encontré una cámara (casi) ajena grabando a la mía, que a su vez había captado tantos rostros en ese mismo espacio.
En algunos días podréis ver el resultado que, conociendo a los chicos de Modular, no tendrá desperdicio.
Ellos ya han contado su versión de los hechos. Ésta es la mía. Y lo mejor es que las dos son la misma. Es lo que tienen las miradas: que esconden la verdad.