El director de los museos internacionales de Málaga (el Pompidou, el Ruso y el Museo Picasso) es un marbellero apasionado por el Arte desde que era un niño. Lo entrevistamos por su participación en el proyecto “Miradas de una ciudad”, de Jesús Chacón, que se presenta el próximo 28 de marzo en el Museo del Grabado de Marbella que el mismo Luna dirigió.
No podía ser menos. El retrato de José María Luna forma parte del homenaje a la gente que ama y fomenta la Cultura de la ciudad de Marbella. Aunque liadísimo y con una agenda de las que dan miedo, lo pillamos para esta entrevista “a salto de mata” mientras descargaban las obras de la nueva exposición del Museo Ruso de Málaga de los camiones. Su opinión y su visión, crítica pero constructiva, nos ayuda a entender la necesidad de que la sociedad civil se articule y trabaje por la Cultura de la mano de una administración pública que apueste verdaderamente por ella, con una estrategia definida, y creando un tejido real.
El Arte transita la obra de Jesús Chacón y también la ciudad de Marbella. Dos de tus pasiones. ¿Cuándo te pidió el autor que participaras?
Me lo comentó un mes de mayo. Y fue ya a principios de verano cuando, un día que pasé por Marbella, me acerqué a su estudio. Entonces no nos conocíamos personalmente. Pero pasamos un rato muy agradable charlando, conversando… Me gustó mucho la idea de participar en este proyecto que pretende dar una visión no apocalíptica sino de esperanza y de ilusión, que es también importante, para el mundo de la Cultura y el Deporte de Marbella.
¿Qué fue lo que más te motivó para participar en “Miradas de una ciudad”?
Me encantó la idea de poner de relieve a la gente que hace cosas en esta ciudad. Yo he nacido en Marbella hace ya más de medio siglo y he podido sentir cómo desde hace años a Marbella se le ha considerado como un lugar frívolo. Yo he vivido una etapa en la que siendo aún un niño Marbella estaba bien considerada y valorada. Y como bien sabes, vivimos etapas difíciles en las que solo estaba relacionada con noticias y situaciones negativas desgraciadamente. Eso ha dado paso a una devaluación de la marca de la ciudad y de su gente y eso apocaba y ensombrecía lo que la ciudad estaba haciendo. Había en paralelo muchísima gente haciendo cosas importantes e interesantes en el tema de la Cultura y el Deporte, y eso era lo que Jesús Chacón estaba buscando poner sobre la mesa.
Tú aportación es importantísima por tu trayectoria, por tu entrega…
A mí me hizo mucha ilusión que me considerara parte de esa gente que hace cosas por la Cultura y por Marbella. Creo que Francis de La Polaca y yo somos los decanos de este proyecto. No creo que haya gente mayor que nosotros en el libro (risas).
¿Te reconoces en ese retrato?
Como fotografía es estupenda. El problema es el modelo (risas). Creo que tengo alguna virtud, no recuerdo cuál en este momento, pero desde luego no soy nada fotogénico.
En la actualidad diriges los museos internacionales de Málaga. ¿Qué destacarías de esta trayectoria?
Yo tengo cierta pasión por el mundo del Arte desde que era un niño. Me recuerdo siempre dibujando y coleccionando estampas de Arte. Pero sobre todo, tuve la suerte de tener grandes maestros. Uno de ellos fue José Manuel Vallés, que puso en marcha la Bienal Internacional de Pintura de Marbella o el Premio Internacional de Poesía Rey Juan Carlos entre otras muchas iniciativas. Era mi maestro en el colegio y nos llevaba a todas esas exposiciones, a ver los restos arqueológicos de Villa Romana, de Termas Romanas, de la Basílica… No era tan habitual en aquella época hacer ese tipo de excursiones. También tuve otro maestro que fue Don Fernando Alcalá, otro gran aficionado al dibujo, a la pintura y a la historia. Y fundamentalmente, tuve un profesor en el instituto, Alfonso Sánchez Guzmán que me supo transmitir la pasión por el Arte. Así que tuve muy claro desde pequeño que ese era mi camino.
Y luego, te fuiste adentrando de manera más profesional en el mundo del Arte.
Sí, con el devenir de los años y una conjunción de situaciones empecé en el Ayuntamiento de Marbella, en Cultura, a través de unas oposiciones, aunque yo ya colaboraba con una revista de historia y de arte que fundamos un grupo de marbelleros entre los que estaba Ana María Matas, Paco Cantos, Arturo Reque, Juan Arrivi… Ya había trabajado en el inventario de los fondos municipales y había conocido la Sala de Arqueología que había puesto en marcha, también en su momento, José Manuel Vallés y luego Rafael García Conde. Pasé a Cultura, arrancamos con el Museo del Grabado Español Contemporáneo desde cero y más adelante, me fichó Miguel Rodríguez Acosta para irme a dirigir la Fundación Rodríguez Acosa de Granada. Volví a Marbella, y después me llamó el alcalde de Málaga para la Casa Natal de Picasso. Años después, me encargó la gestión de la Colección del Museo Ruso, en el cual estoy ahora, y del Centre Pompidou, y entre medias he colaborado en el Comité Asesor de la Feria Estampa, entre otras importantes citas del mundo de la Cultura.
En la historia cultural de Marbella, el GIL ¿fue un agujero negro?
Con la perspectiva del tiempo todos fuimos responsables. Lo que no se pelea se pierde y la gente se acomoda a lo fácil muy rápidamente. Hubo gente que peleamos, cada uno de una manera, pero no coordinadamente. La gente se acomodó mucho. Y es verdad que hubo un agujero negro, sobre todo, en las artes escénicas y musicales. Pero a pesar de las circunstancias, el Museo del Grabado de Marbella fue una luz y conseguimos, en la época más dura del GIL, proyectarnos fuera: el Premio Nacional de Gráfica que daba la Academia de Artes de San Fernando nos reconoció como el museo más activo. Trajimos artistas como Antonio Saura o Gerardo Rueda, Pepe Hernández, Manolo Millares… una lista enorme de artistas nacionales e internacionales que nos situaron en el mapa de las artes plásticas a nivel nacional e internacional llevando exposiciones a otros países como Jordania… Ahora estoy llevando una exposición de Picasso a la capital de Jordania pero también, en aquella época, llevamos una exposición de fondos del Museo del Grabado a este país que fue inaugurada tanto por la Reina Sofía como la Reina Noor. Se hicieron muchas cosas. Se organizaban conciertos desde el museo, como los conciertos con encanto en las Termas romanas de Guadalmina o recitales poéticos…
Cuando estabas al frente del Museo del Grabado, se hicieron muchas cosas y con poco presupuesto.
Sí, gracias al trabajo de unos pocos y a algunos micropatrocinios y ayudas. Llegamos por ejemplo a un acuerdo con El Fuerte y con el Restaurante Mena. Teníamos las comidas a buen precio o gratis y los hoteles si no gratis también a buen precio y a la gente le invitabas a venir a Marbella y venía encantada porque le ilusionaba el proyecto. No pagábamos ni honorarios ni nada y la gente venía en avión, porque el AVE no existía todavía. Se hicieron muchas cosas. Pero es verdad que en el tema musical y en las artes escénicas se perdió mucho.
¿Qué elementos se tienen que dar para articular una imagen cultural para Marbella?
Mi experiencia es que no puede uno esperar que la administración pública de cualquier tipo sea la única que solvente el asunto. La sociedad civil tiene que tener su propio peso y su propia fuerza a nivel cultural. No podemos esperar como los italianos (Non piove, porco goberno): El gobierno no puede tener la culpa de todo. Los ciudadanos con el tema del GIL también tuvieron su parte de responsabilidad. En la ciudad se han hecho muchas cosas mal en política institucional pero también hay colectivos que sin descanso han estado haciendo cosas de mucha calidad. Se trata de tener entusiasmo y de buscar la calidad, la excelencia claro.
¿Por qué ha funcionado la fórmula de Málaga, ciudad cultural?
Bueno, porque ha habido una conjunción de actuaciones fundamentalmente públicas pero también privadas, y se ha trabajado sobre la propia estructura urbana de la ciudad, sobre su promoción turística, sobre las comunicaciones y, sobre la oferta. Ahora mismo, el 70% de las personas que están tomando decisiones de destino en el mundo del turismo mundial lo están haciendo por la oferta cultural del destino, y Málaga ha sabido posicionarse con sus museos.
¿Y Marbella? ¿por qué no proyectó su Museo del Grabado?
Marbella abandonó su Museo del Grabado. No es el Pompidou, ni el Ruso ni el Picasso. Pero era y es un museo muy correcto que nunca ha sido nada promocionado como debiera ni cuidado como debiera. Nadie ha creído en él. Y sin embargo, con muy poco esfuerzo se posicionó. En Málaga se apostó y se entendió muy pronto que los museos son un referente muy importante. El alcalde y el equipo de gobierno entendieron que una vez tuvieran una red de museos importantes apostarían por una proyección internacional y de ahí salieron los acuerdos con el Centre Pompidou y la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo.
¿Falta una estrategia?
Hay que tener una estrategia, sí. No vale con hacer ciclos de conferencias. Hay que hacer muchas más cosas y hacerlo desde un punto de visto estratégico. Hay que crear un tejido. La gente tiene que armarse, organizarse, articularse pero no se organizan.
Pero además, falta una biblioteca pública en condiciones, por ejemplo. Cuando yo era un estudiante estaba la biblioteca en el mercado y se la cargó Gil, y todavía no se ha encontrado ubicación… Tampoco vale con hacer algo puntual. Tampoco tenemos un teatro en condiciones, no tenemos una sala de exposiciones como dios manda…
¿Aprovechará Marbella el empuje cultural de Málaga?
No lo sé, pero lo que sí sé es que antes veníamos a Málaga solamente al médico y ahora continuamente me encuentro a gente de Marbella en el cine, en el teatro, en los conciertos, en las exposiciones… La autovía y la autopista nos favorece también bastante.
Entrevista: Rosa Marqués
@rocamarcar