Si quiero decir “miradas” me gustaría decirlo en italiano, que resuena como un eco íntimo diluido en espuma… guardare…
Pero apurado un diccionario urgente de sentidos y sentimientos la mejor entrada la hallo en el portugués, triste, como remedado pero auténtico… olhares…
Luego, en ese universo políglota que es Marbella, veo miradas que son un look, un regarder, un blick… y así, en una torre babeliana de idiomas, acierto a ver las caras de unos pobladores de historias, a veces improbables, otras titánicas, muchas modestas, algunas eternas pero todas ciertas en todas su plenitud, su verdad.
El ojo público de nuestro Jesús Chacón, que es ya patrimonio inmaterial del paisanaje-paisano que él mismo roba maestramente, para fotografiarlo, Miradas me trae otros ecos que la hermanan con aquel otro ojo público del Weegee en feliz Joe Pesci: instantáneas atroces en su desnudez.
Para entender todas las Marbellas posibles en lo de Jesús, hay que fotografiarse con todas ellas dentro y admirarlas en su perspectiva.
Yo las miro y remiro, y resuelvo que todas las Marbellas imposibles también están ahí.
Pasen.
Y vean.
Texto y foto: ©Concha Montes