Se define como pintora autodidacta pero Charo Olarte es una artista íntegra, hermana de queridos artistas de la ciudad y portadora de la esencia de aquella Marbella creativa y fresca que emergió en los 80. Hoy, refugiada en su taller, se pasa el día pintando para seguir viviendo de su Arte. La entrevistamos para que nos llevara de viaje con ella a aquellos maravillosos años. Todo con motivo de la próxima presentación del libro y exposición “Miradas de una ciudad”, el próximo 28 de marzo en el Museo del Grabado de Marbella.
Estudio fotográfico / Set Miradas de una Ciudad.
¿Qué recuerdo tienes del momento en que supiste, por primera vez, del proyecto de Jesús Chacón?
Recuerdo que yo fui de las últimas en pasar por su estudio. De hecho, mi hermano fue de los primeros. Cuando empezó Jesús con el proyecto, le hizo una foto, la única de todos los retratos que no tiene un fondo de pared, si te fijas. Pero ya después, como murió mi hermano, no pudo repetirla. Recuerdo que diferentes amigos míos como Pepón, Mariola, Jaro… fueron pasando por ese estudio y yo era de las que siempre estaba pendiente. Hasta que un día Jesús me dijo: “Charo, la semana que viene, ¿te vienes? Y fui”.
¿Te pareció interesante “Miradas de una ciudad”?
Mucho, porque es otra visión. Tú dices Marbella y la gente ve lujo o ve el GIL y esto era otra película. Aquí había mucha gente haciendo cosas. Me pareció muy arriesgado pero esencial salir un poco de lo de siempre.
¿Cómo fue la experiencia?
Fue muy cómodo y muy fácil trabajar con Jesús. Te hace sentir como si no tuvieses una cámara delante y menos a la distancia a la que te pone la cámara. Esos retratos están hechos super cerca, para sacarte hasta el último poro abierto. Pero Jesús lo hace muy fácil. Se pone a hablar contigo, te envuelve y llega un momento en que no te das cuenta de que tienes una cámara a un metro.
¿Te reconoces en el retrato?
Totalmente. ¡Es que mi foto es divina! Me encanta. Sé que hay gente a la que no le gustó el resultado. Pero a mí me encantó. Se ve tristeza en mi mirada, una tristeza que sí, yo tengo. No sé cómo explicarlo… En mi caso, ha sacado exactamente lo que hay en mis ojos, esa melancolía que está ahí, que es una realidad. Me han pasado muchas cosas desde los ochenta… He visto irse a mucha gente… y bueno, no es por nada en concreto, pero una lleva esa tristeza de algún modo. En ese momento, hacía poco que se había muerto mi hermano. Evidentemente todo eso está ahí.
Retrato Miradas de una Ciudad.
Antes has dicho que cualquier cosa que se plantee en Marbella de este tipo es arriesgado. ¿Por qué?
Porque Marbella no apuesta por la Cultura. Se ha centrado en el lujo y solo apuesta por el lujo. Pero hablo de todas las Marbellas: Las administraciones, el público en general… Cualquier cosa cultural a todo el mundo le parece maravillosa pero eso sí, no cuentes conmigo. Jesús ha tenido apoyo de mucha gente, evidentemente, pero es muy complicado. También le ha echado mucho valor. Aquí si dices que vas a hacer una fiesta con Eva Longoria te apoya todo el mundo si no, la cosa cambia… Es la película que tiene esta ciudad.
¿Tú te consideras profeta en tu tierra?
Yo… pues… he trabajado mucho aquí y hago muchas cosas aquí pero no sé… Es que Marbella te reconoce pero no te reconoce al mismo tiempo. No siento que me apoye. Me reconoce como artista pero si yo necesitara el apoyo de Marbella para vivir, para hacer una exposición… Eso no existe aquí. Hay mucha dificultad.
¿Tal vez te has sentido más arropada, por ejemplo, en Málaga o es un mal de Andalucía en general?
Creo que es un mal de Andalucía en general. Me alucina la cantidad de artistas que hay en esta tierra y que se apoye al exterior. Si yo me voy ahora mismo a Alemania y triunfo y vuelvo, me ponen la alfombra roja… Pero bueno, parece que eso está cambiando.
¿Tú siempre ha apostado por vivir aquí?
Yo siempre he estado yendo y viniendo pero ahora tengo una madre mayor y sí, estoy aquí. Marbella es un sitio maravilloso para producir pero es más complejo para vivir de tu arte.
La ciudad sigue siendo sin embargo un lugar dulce para los artistas. ¿Por qué?
En mi caso, yo tengo un taller maravilloso que difícilmente podría tener en otro sitio. Mi estudio está en Cánovas del Castillo. Una casa maravillosa que construyeron para hacer una galería que nunca se utilizó para eso. Así que está todo preparado, las luces, los raíles… Yo vivo de la gente que me compra obra aquí, salvo alguna cosa que haga fuera. Al final he ido reduciendo mi obra a esos clientes que la quieren. Ya no hago proyectos.
¿En qué punto profesional te encuentras?
Trabajando por encargos. Llegó un momento que estaba cansada de proyectos institucionales que me hacían perder dinero y solo me daban currículum. Entonces dije: “Yo lo que quiero son clientes”. Yo vivo de esto. No hago otra cosa y no tengo un marido rico ni un padre rico. Tengo que vivir de lo que hago. Así que trabajo en mi taller. Me paso todo el día pintando.
¿Qué opinas de citas culturales como Art Marbella?
Es una feria que, desde que la retomaron desde otra dirección, está bien, al menos apuestan por invitar a galerías más fuertes. La anterior a esta parecía un mercadillo más que una feria de arte. Ahora es más seria. En el mundo del Arte parece que de cualquier manera se puede vender y eso no es cierto, la seriedad es super importante porque la mayoría de las veces el comprador no sabe. No solamente compra porque le gusta sino porque quiere invertir. Y necesita profesionales. Y esta feria ahora tiene profesionales y seriedad y cada año se va superando.
¿Sueles participar?
El año pasado participé con el stand del ayuntamiento. Y este año tal vez con una galería. Fue en esta feria donde contacté a una galerista que me llevó a Suiza y ahora estamos exponiendo por Málaga… Al final, lo bueno de estos lugares es que son puntos de encuentro de profesionales y de venta.
Si esta feria va cogiendo peso…
Sí, sí, tiene peso. La Bienal que se hacía en Marbella justo hasta el GIL era una bienal importante. Y le dio un lugar a los artistas plásticos. Pero luego llegó GIL y consideró que todo eso era una tontería y anuló esa parte. Incluso en la actualidad, y a pesar de todo, hay muchísimos artistas trabajando. Si realmente se hace un trabajo alrededor de esto, se podría posicionar.
¿Y esta imagen reportaría beneficio a todo el mundo?
Claro. Málaga es una prueba. Bilbao es una prueba… Cualquier ciudad que apuesta por el Arte le repercute. Pero Marbella es muy ambiciosa. No es que la quiera criticar… pero aquí a lo que más valor se le da es al lujo.
Las empresas privadas que promueven esa imagen, pero que tampoco revierten ningún tipo de beneficio en la sociedad de Marbella, ¿dónde las dejamos?
Exacto. Llegan, ganan y se van. Y todo gira alrededor de eso. No es que haya que eliminar esta parte, que también es maravillosa, pero sí abrirla a otros campos como el cultural.
¿Es posible vincularlos, que existan fórmulas de micro-patrocinios, algo?
Creo que España en general necesitaría una buena Ley de Mecenazgo. Hay muchos países que el estado no subvenciona ni un céntimo cultural pero tienen una buena Ley de Mecenazgo con muchos beneficios para las empresas privadas que producen de todo: espectáculos, exposiciones. Esto sería más interesante que lo que pueda aportar un político, porque al fin y al cabo, el político está jugando con dinero que no es suyo. Apoya al artista y al proyecto pero a veces, pueden apoyar buenos proyectos o pueden apoyar a su prima… Es diferente a la empresa privada que lo hace con su propio dinero. Con una Ley de Mecenazgo las empresas se animarían a promover el Arte. El papel de los ayuntamientos sería poner facilidades y no impedimentos. Más que una ayuda publica (que ya hace falta en sanidad, educación…) mejor una buena Ley de Mecenazgo para que la ayuda privada tuviera más sentido. Y también formaciones y apoyo. Muchas veces el dinero no es lo más necesario.
¿Qué echas de menos de los años 80, de esa Marbella?
Yo la viví aquí a principios de los 80 y luego me fui a Madrid. Me lo pasé muy bien. De todo eso echo de menos ese atrevimiento, la frescura… No existía el mojigaterío que hay ahora… Todo se veía desde otro lugar. Ahora tienes que tener mucho cuidado porque esto o lo otro no sienta bien. Ya no se puede decir nada. Hay mucha norma. Demasiada. En aquel momento todo valía. Era tan divertido… Había una frescura que ahora no la hay.
Y Marbella estaba floreciendo….
Sí, se hacían conciertos, exposiciones, venía gente de todas partes… Podías conocer a cualquiera, pero de verdad. Me refiero a que, en ese momento, no había tanta diferencia de clases como hay ahora. Hoy en día todo el mundo quiere ser rico. Pero entonces, tú podías ir a Pepe Moreno y encontrarte con Onasis y al lado el Cebolla del Puerto, un pescador, por ejemplo, y todo el mundo se interrelacionaba. Y salías y podías conocer a cualquiera persona del mundo. No había esos niveles de poder. Todo el mundo iba a los mismo sitios. Desde el rico al pobre. No había tanta rigidez y tanto saber estar. Aquí sabía estar todo el mundo porque todo el mundo estaba perfectamente. Eso lo echo de mucho de menos, esa naturalidad.
David Delfín era parte de aquella escena y tú eras amiga de él. ¿Qué te parece que Jesús Chacón haya decidido que su retrato sea la portada del libro?
Me parece bien. David ha sido la imagen de esta ciudad que tanta gente desconoce. Si pones a alguien totalmente desconocido en la portada no despierta el interés que necesitamos que despierte en la gente que solo tiene de referencia una Marbella de yates y narcotraficantes. Además, a mí cualquier cosa que se haga con David me gusta.
Dicen que en los ochenta el taller de los artistas era también un punto de encuentro. Siempre estaba abierto y la gente iba por allí libremente, conocía a los artistas, su obra, sus intereses, se compartían técnicas… ¿Eso se ha perdido?
Pues justo hace unos días en Madrid había varios artistas que lo habían recuperado. Cuatro días de taller abierto. Pero no, aquí no se usa. En Nueva York, en Queen, que era un barrio industrial y ahora es un barrio de artistas, se sigue haciendo. Y allí un día al mes se abren los talleres. Las fábricas las han convertido en estudios y esos días van compradores, galeristas, otros artistas… El otro día fui a una exposición en Mijas y estuve hablando con el artista, un fotógrafo nada celoso de su trabajo, sobre las técnicas que utilizaba. Me pareció encantador. Me pareció muy enriquecedor. Porque lo normal por aquí es que te encuentres artistas que parecen decirte: “A esto he llegado yo”, “esto lo he descubierto yo”… Pero bueno, tú has llegado a eso porque ha habido otros delante. ¿No? Eso desde luego no pasa en otros sitios… Pero es algo que ocurre mucho aquí, en la costa. Ya sin ir más lejos en Madrid no ocurre tanto. Aunque parece que todo va cambiando poco a poco.
Entrevista: Rosa Marqués
@rocamarcar